La sostenibilidad en la planificación de ciudades inteligentes
► 17 March 2021 08:00 AM por José Solano
Las estadísticas del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) indican que un poco más de la mitad de la población mundial vive en zonas urbanas, y se espera que está proporción aumente a un 80% para el año 2050, debido a factores como el crecimiento poblacional, desarrollo tecnológico, localización de fuentes principales de empleo y servicios, entre otros. Lamentablemente, de esta proporción de personas que hacen vida en estos centros urbanos, casi un 20% de sus habitantes vive en zonas marginales. Asimismo, en las ciudades se consume alrededor de ⅔ de la energía primaria y genera casi UN 70% de las emisiones globales de dióxido de carbono equivalentes [1].
En los países con potencial de desarrollo como el nuestro, las ciudades representan actualmente el foco de muchos problemas socioeconómicos y de salud, profundizado por la pandemia de la COVID-19, pero también son el centro de las oportunidades para un futuro inclusivo y accesible, cuyo enfoque debe ser la reducción de brechas en materia de desigualdad socioeconómica. Por ello, cuando hablamos de ciudades inteligentes, primero debemos a hacer referencia al ODS 8 que corresponde a las metas de reducción de desigualdades dentro y entre países de la región, al ODS 9 respecto a fomentar la innovación y al ODS 11 de la Agenda 2030, cuyo objetivo principal es “Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles” [2] lo cual también incluye “realizar inversiones en transporte público, crear áreas públicas verdes y mejorar la planificación y gestión urbana de manera que sea participativa e inclusiva” [1].
Es importante destacar que una ciudad inteligente no necesariamente es lo mismo que una ciudad sostenible y visceversa; las ciudades inteligentes es un enfoque de transformación hacia las ciudades sostenibles. Ahora bien, la característica de “smart” implica un uso óptimo de la tecnología para la gestión eficiente de variables vitales en una ciudad, como los recursos (energía y agua potable) y servicios (iluminación, aseo urbano, transporte público, entre otros), y su implementación debe promover realmente una mejora de la calidad de vida para todos los sectores de la sociedad para así encaminarse a la sostenibilidad. Por otra parte, recordemos que la característica de “inteligente” que tienen algunos equipos o sistemas consiste en la toma de decisiones basada en datos, en información. Por ende, si no hay datos registrados, es difícil que se aproveche dicha cualidad de “inteligencia”.
El Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos, ONU Hábitat [3], en su Nueva Agenda Urbana (2016), establece los lineamientos y hoja de ruta para lograr la sostenibilidad a nivel de asentamientos urbanos. En su sección de “Plan de Aplicación” para un desarrollo urbano resiliente y ambientalmente sostenible, se indica en su numeral 66, que:
“Nos comprometemos a adoptar un enfoque de ciudades inteligentes en el que se aprovechen las oportunidades de la digitalización, las energías y las tecnologías no contaminantes, así como las tecnologías de transporte innovadoras, de manera que los habitantes dispongan de opciones para tomar decisiones más inocuas para el medio ambiente e impulsar el crecimiento económico sostenible y que las ciudades puedan mejorar su prestación de servicios. “
Sin embargo, su implementación depende del nivel de compromiso y voluntad de cambio por parte de los actores formuladores de políticas. Recordemos que, de forma general, los niveles de planificación urbana parten de lo macro, políticas, leyes de ordenación del territorio y planes nacionales y regionales, para bajar a planes específicos como los PDUL (Planes de Desarrollo Urbano Local) e instrumentos legales, como por ejemplo resoluciones y ordenanzas municipales. En este sentido, las directrices, lineamientos y planes de acción basados en la Nueva Agenda Urbana, deben formar parte de los objetivos y metas estratégicas en la actualización de los diferentes niveles de planificación para del rescate de nuestro entorno urbano, y evidentemente, en el diseño y construcción de futuras nuevas ciudades.
También es importante destacar que el empuje de este enfoque de “ciudades inteligentes” puede y debe venir en paralelo desde iniciativas de la sociedad, ONGs y sector privado. Iniciativas como la implementación de sensores remotos, medidores inteligentes, plataformas y dispositivos de interfase y generación de base de datos para el uso de ciudadanos y municipios (usuarios), son fundamentales para, en primer término, generar la información que es vital para la toma de decisiones requerida en la planificación estratégica, y segundo, aprovechar la era digital de las telecomunicaciones y la tecnología para democratizar el acceso a este tipo de soluciones.
Aunque parece que hay mucho por hacer, la ventana de oportunidades también es muy amplia, por lo que la sinergia de los actores clave: empresa privada, sociedad (ONGs y academia) y gobierno municipal, es fundamental para lograr una misma visión en una estrategia I+D+i+S (investigación + desarrollo + innovación + sostenibilidad) con lo que se pueda materializar una verdadera reducción de brechas socioeconómicas mediante el enfoque de ciudades inteligentes y sostenibles.
REFERENCIAS:
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Naciones Unidas. 2018. La Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible: una oportunidad para América Latina y el Caribe (LC/G.2681-P/Rev.3), Santiago.
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https://onuhabitat.org.mx/index.php/la-nueva-agenda-urbana-en-espanol
REALIZADO POR:
Ing. José Solano
jsolano@innotica.net
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*Este blog es de divulgación, por lo tanto Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan la opinión de la empresa.
Escrito por:
José Solano
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