Para muchos es común escuchar y conocer que las emisiones de dióxido de carbono producidas principalmente por la quema de combustibles fósiles que se realiza para generar energía que alimenta a las ciudades, es la principal causa del calentamiento global.
El agua es un recurso natural renovable y vital para el desarrollo de las actividades que todos los seres humanos llevamos a cabo día a día. Nuestro planeta esta compuesto en un 70% por agua, sin embargo, no toda esa agua es dulce. El 97% del agua en el planeta es representado por mares y océanos, lo que denominamos agua salada.
La imagen mental que la gran mayoría tiene sobre como será la vida en un futuro no muy lejano en muchos casos incluye ciudades modernas, interacción con tecnología, vehículos eléctricos, robots ayudantes, en fin características utópicas que tal vez para algunos sea solo ciencia ficción, pero como se va demostrando con los últimos avances en distintos campos de la tecnología se va apuntando hacia esa dirección.
Aunque se pueda pensar diferente hay un mercado de compradores, hoy en Venezuela ante la situación país que vivimos el sector inmobiliario no se detiene, se siguen construyendo nuevas edificaciones. Pero es notorio que muchas de estas nuevas construcciones siguen estando pensadas, desde su fase de diseño, sin una visión de un ajuste automático de sus sistemas operativos y equipos que permitan diseñar planes de mantenimiento preventivo, sin estrategias que permitan optimizar el uso de la energía (eficiencia energética) y la sostenibilidad.
Desde el origen, el hombre se ha visto en la necesidad de adaptar su entorno o su hogar en un lugar cómodo y seguro, con el pasar del tiempo y gracias a su evolución se ha venido adaptando a sistemas que protejan a sus familiares y sus bienes. Dentro de esta evolución se encuentra la tecnología, la cual con el transcurrir de los tiempos ha provocado un impacto importante en la sociedad